Partido atípico el vivido hoy en San Lázaro. Si bien cabía esperar un partido tenso en el que la SD tuviera que bregar para sacar 3 puntos que le acercaran a la permanencia, lo cierto es que al final fue un encuentro más típico de un amistoso de pretemporada.
El equipo burgalés salió sin la más mínima intensidad y el Compos lo aprovechó para sentenciar el partido bien pronto. No iban ni cinco minutos de juego cuando Joselu apareció para hacer el primero de la tarde, rematando un pase desde la izquierda. El segundo gol estuvo cerca de llegar tan sólo unos minutos después, en una jugada en la que Diego Rey se queda sólo ante el portero, pero no se atreve a definir y busca la asistencia, que frustró un zaguero visitante.
El Compostela seguía pasando por encima del rival como quería y ya en el minuto 12 logró anotar el segundo gol, gracias a un gran pase en profundidad a la espalda de los centrales que deja sólo a Joselu en el mano a mano con el portero del Burgos. El pichichi blanquiazul no falló y puso el 2-0 en el marcador.
Con este resultado el Compos fue perdiendo agresividad pero no control del juego y mucho menos dejó de buscar la meta contraria. Pero el rival era el más flojo al que nos hemos medido en toda la temporada y no había necesidad de forzar la máquina.
El partido nunca corrió peligro pero por si acaso el Compostela lo dejó sentenciado antes del descanso, gracias a un gol de Manu Rodríguez en una bonita jugada en la que Joselu le asiste desde la izquierda.
La segunda mitad fue totalmente intrascendente. El Burgos siguió en su línea, apático, sin ganas, sin plantar batalla en ningún momento. El Compos por su lado se dedicó a hacer su juego y pudo hacer incluso algún gol más a pesar de no ir a tope, pero ni falta que hacía. El encuentro estaba ganado desde hacía ya mucho y no exigía más.
Con este resultado la SD se pone con 43 puntos, todavía no salvado matemáticamente pero sí virtualmente, sobre todo si el Coruxo no es capaz de ganar mañana en su difícil compromiso en Guijuelo.
Próximo partido, en Noja, donde la gran pregunta es si en el campo del colista, ya descendido matemáticamente, puede llegar por fin la primera victoria a domicilio.